Welcome to Banana Island


Continué mi periplo junto con mi pétreo acompañante. La noche anterior me había sumido en mar de dudas. El Petapulpo me había hablado de manera enigmática y yo no paraba de pensar en el significado de sus palabras.
Por fin llegamos a la costa después de dos horas de camino. En la orilla había una balsa y justo en frente había una isla donde se veía una especie de poblado turístico.
-Ahora tendrás que ir a aquella isla –dijo el Moai- Allí te espera tu primera gran prueba. Reconocer la palabra secreta, siguiendo las pistas de aquello que no debería estar allí.  
-¿Tengo que averiguar cuál es la palabra secreta, siguiendo una serie de pistas a lo detective?
-Eso es.
-¿Tu sabes la palabra secreta?
-Sí.
-¿Me la dices?
-No.
Deprimido me monté en la balsa y remé hasta llegar al poblado. Una vez puse el pié en tierra un nativo, de pelo, piel y ojos oscuros, vestido con pantalones cortos y camisa caribeña vino a darme la bienvenida. El hecho de que tocara un ukelele me hizo desconfiar de él de inmediato.
-Hello, my friend!! Welcome to Banana Island!! Do you want to see the crocodiles?
-No, thanks –respondí incómodo y en ese momento me di cuenta de que sabía hablar ingles-.
-Why not?! –dijo con sonriendo-.
-Because I'm busy.
-I'll help you!
-No thanks. I'd prefer to be alone.
-Hey! Why don't you want to be my friend? –dijo el otro de mala gana.
-What's wrong with you? –le respondí-. Leave me alone!
-Ok… -dijo el tipo casi lloriqueando y por fin me dejó tranquilo.
Pero una vez este tipo se marchó se acercó otro para ofrecerme lo mismo: “Do you want to go to see the crocodiles?”. Pero este en vez de un ukelele traía consigo un banjo. Y de nuevo me dio mala espina. Y tuve que despacharlo como al primero. Pero después vino otro y otro y me vi asediado de tipos que me ofrecían ir a ver a los puñeteros cocodrilos. Y cada uno venía tañendo un instrumento: guitarras, balalaicas, laudes, guitarras eléctricas, bajos, guitarras de dos mástiles, vihuelas…
Tuve que salir corriendo, para que me dejaran en paz. Pero me dio un fuerte dolor de cabeza. Entonces me di cuenta que había tomado un sendero dentro de la selva que iba paralelo a un rio… Caminé un poco más tranquilo y entonces a cada lado del camino me encontré con un grupo de niños, traje de camuflaje y armados hasta los dientes con fusiles, y estaban jugando a dispararse gritando: “¡Bang, bang!” ¿Sería una pista? Anoté mentalmente el hecho y continué paseando. Pero la cabeza continuaba doliéndome. ¿”Bang”, “bang”? ¿Qué podría ser “bang”? Entonces llegué a otra parte del río donde había un hippy tumbado al sol. Con gafas oscuras y barba y cabellera encrespada y pelirroja, escuchando un viejo walkman mientras decía “mana, mana… mana, mana… mana, mana…” Estaba claro que aquello era otra pista… A ver… “mana, mana…” “mana, mana…” “mana mana… Du du du-du-du”. “Du”. Si, eso es. Veamos ¿…”bang-du”…? ¿…”bang-du”…? Me suena “bang-du” ¿”Bang-du” se fue a la guerra? Ah, no ese fue Manolo.
Continué devanándome los sesos hasta que llegué a otro sitio donde el rio se bifurcaba rio arriba y rio abajo. Continué rio abajo y entonces me encontré con un viejo pesqueiro subido a un viejo puente de piedra que mientras lanzaba el sedal de su caña de pescar cantaba…: “Minha terra Galega… Donde el cielo es siempre gris…”. Seguro que era otra pista. ¿Qué hacía un pesqueiro gallego en una isla tropical? Debía de ser una pista importante… a ver un gallego pescando en un río… el río de Galicia más importante es el Miño… Y claro también están las famosas rías…
Pero entonces llegué de nuevo al pueblo y me vi asediado por aquellos músicos gañanes que no paraban de gritarme que si quería ir a ver los malditos cocodrilos y empezó a dolerme otra vez la cabeza… A ver ¿Bang-mana-miño? ¿Qué es un bangmanamiño? No, no puede ser. Pero me dolía mucho la cabeza por aquél ruido infernal que hacían esos tipos con sus instrumentos musicales… Ukeleles… mandolinas… laudes… charangos… balalaikas… vihuelas… e incluso guitarras… pero tenía la sensación de que faltaba algo… algo importante… que aquellas otras cosas estaban ahí para desviar mi atención… de algo muy importante… algo que estaba ahí pero que no era capaz de ver… Sin embargo mi amigo el moai me dijo que estuvieran atentos a lo que estaba fuera de lugar… los niños jugando con pistolas diciendo Bang… Bang… ban…  El tipo de las gafas de sol que cantaba: maná maná… maná maná… maná maná du du du-du-du, maná maná, du du du du… ¿Bang..du…? Y por último el viejo pesqueiro lanzando su caña a la rio… o la ría… ría… Mi mente estaba a punto de estallar… con tanto ruido con todos esos desgraciados tocando esos instrumentos de cuerda… No me dejaban pensar con tanto ruido… y lo que más me molestaba es que a ninguno de esos gañanes se había molestado tañer los melodiosos y dulces acordes de una ¡¡¡¡¡BANDURRIA!!!!
¡¡Esa era la palabra clave!! Y entonces mi mente se llenó de imágenes… era como si hubiera derribado un muro dentro de mi propia memoria y empezaron a aparecer montones de imágenes de bandurrias que tenía almacenadas en  mi mente: La Bandurria roquera, la bandurria de fuego infernal, la bandurria del viento de los digins, la geobandurria de gaia, la bandurria hidráulica, la bandurria de plutonio, la bandurria termodinámica, la bandurria automática, la bandurria de asalto, la bandurria pesada, la bandurria multiusos, la bandurria alienígena , la bandurria no muerta, la bandurria fósil, la bandurria  sagrada, la bandurria mutante, la bandurria interdimensional, la bandurria estereofónica, la bandurria eléctrica, la bandurria psíquica, la bandurria zafiro, la bandurria esmeralda, la bandurria de sombras, la bandurria pirata, la bandurria templaria, la bandurria jurásica, la bandurria biónica… Me acordaba de todas.
“¡Aaaaah! Escoria…” Pensé mirando a todos los bronceados guaperas playeros de Banana Island. “Habeis intentado distraerme para que no consiguiera recordar que necesito una bandurria… ¡¡OS MANDARÉ  A TODOS AL INFIERNO!!

2 botellazos:
  1. Hombre Robot Says:

    En cierta página encontré información sobre la bandurria de bits. Debería hacerme con ella. Tal vez sea útil.


  2. Haz caso a tu amiga Moai, te lleva por el buen camino.
    Maldito Hombre Ornitorrinco que diseminó las bandurrias por el mundo...