El niño que comía metal

Érase una vez el niño que comía metal.
Roboclárido era un niño normal y corriente con piernas y brazos hechos de membrillo y ojos hechos con dos monos atados con un macarrón, con la única peculiaridad de que comía metal.
Por esa razón, los niños se burlaban de él:
—¡Tu madre es de madera!
—¡Cuando estornudas se te sale el páncreas!
Roboclárido se preguntaba por qué era tan desdichado e imploró a los cielos una respuesta, pero no la obtuvo hasta que un buen día bajó del cielo un ángel blanco como el yogur natural. De sus labios llenos de esperanza y afilados dientes ensangrentados salieron unas palabras que jamás olvidaría:
—¡Tu madre es de madera!
—¡Cuando estornudas se te sale el páncreas!
Por fin Roboclárido halló la respuesta largo tiempo buscada y fue inmensamente feliz.

Extraído del libro de Proverbios de hoy en día convertidos en cuentos mediocres.

¿Debería uno darse por satisfecho sin más?

El Hombre Sin Nombre.
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