Tinta de perro, el desazonado

Vuelta atrás sobre mis pasos. Camino deshecho, espíritu desazonado y mp3 sin pilas.
Cuán insólitos resultan a veces los entresijos que el destino nos tiene reservados.
Tras el éxito de mi anterior búsqueda, ¿cómo suponer siquiera lo que me acontecería en días venideros?.
No lo se. Ni me importa. Y creo que a vosotros tampoco.

Pero este es el final de la historia de Tinta de Perro, el desazonado.

.. y eso es lo último que recuerdo.

Con esto os podéis hacer una idea del resto.

Pero a saber qué idea os hacéis así que os voy a contar la de verdad.

Tras despedirme del hombre-tres-persona, me puse de nuevo en marcha con la búsqueda, no tenía tiempo que perder.
Caminé varios días, sin encontrar nada, ni un oasis, ni un pueblo, ni siquiera un animal venenoso que pudiera hacerme pasar a mejor vida.
De repente todo parecía desierto. Pirámides, esfinges, momias, incluso el rey escorpión estaba allí junto a Brendan Fraser rodando la cuatrigésima novena parte: "La momia 49: El hombre de la pirámide con un pie fuera". Las cámaras me grabaron como extra no voluntario, por lo que cuando salga la película, si no me eliminan digitalmente, me veré obligado a reclamar derechos de imagen.
Proseguí el camino, uno que no existía fisica ni mentalmente, pero lo seguí y a los pocos días encontré lo que parecía una pequeña cueva. Con valor, el chocolate, me adentré en la cueva y lo que mis ojos divisaron dentro dejome fascinado. Ahora no me encontraba en el desierto, ni en una cueva del desierto, aquello era distinto. Se trataba de una habitación, de un despacho mas bien si el término en si me lo permite, decorada con una mesa, un par de sillas, un monitor de alto consumo, algunos cientos de clips y un tintero.
Me acerqué a la mesa y observé.
-Sientate- escuché de pronto.
Como persona cansada que estaba, no le hice repetirlo y tome asiento.
-Te esperaba- me dijo la misma voz.
-Si, perdone por tardar, pero ya sabe, el mapa del desierto no era muy concreto. Por cierto, ¿dónde está?
-Delante de ti, sobre la mesa.

Tras esa breve conversación, descubrí que lo que me hablaba no era mas que un tintero.
Al no verme sorprendido, se entristeció y me dijo que se llamaba Tinta de Perro. Yo me presenté también y enseguida compartimos algunas de nuestras historias y conocimientos.




Tinta de Perro


El pobre lo había pasado fatal, tenía mujer e hijos, mas no los veía desde que el verano fuera invierno. Cautivo, solo, desazonado. Motivos que desconozco me hicieron preguntarle qué era lo que hacía en aquel despacho en medio del desierto. Por los mismos motivos que desconozco, Tinta de Perro me contestó. Tenía información sobre la Playa de Salamanca. Pero se vio obligado a huir, ya que trabajaba como tintero en las oficinas de inteligencia del país. Aquella información no podía caer en manos de aquellas personas. Tras unas horas hablando de nuestros hallazgos, me propuso como regalo de despedida, darme la información que conocía sobre la Playa.
Por fin parecía que las cosas iban bien. Cada vez estábamos mas cerca de encontrar la playa.
Tinta de Perro, me explicó, que para darme la información, tenia que coger una pluma y mojarla en él, ya que era un tintero tenía tinta.

Cogí la primera pluma que encontré por el despacho, una que pertenecía a un loro que estaba en una jaula allí colgada. Tinta de Perro se ofendió sobremanera.
-Por la Santa Tinta, has de utilizar una pluma con mas elegancia, estilo y con la energía necesaria para trazar las lineas que compondrán algo tan especial como la información que poseo.

El cada vez mas intrigante Tinta de Perro, me hizo arrancarle una pluma a todas las especies de aves conocidas. No conforme con eso, me hizo arrancar además una pluma a todas aquellas especies que no se conocían.
Cuando hube terminado, le llevé una pluma de un Fénix Legendario que había vivido en las llamas del Sol y ahora había venido aquí de vacaciones. Un ave muy amable, me ofreció una pluma y hablamos un rato, hasta me encendió unos cigarrillos, y eso que aun los llevaba en el bolsillo del pantalón.

Una vez pluma en mano y dispuesto a escribir lo que podía ser una pista fundamental, Tinta de Perro y yo nos despedimos, yo con lágrimas en los ojos y él...
Bueno, también echo a llorar. Sus lágrimas negras impregnaron por completo el papel.
Tinta de Perro quedó vacío y yo, sorprendido, intentaba escribir, no se en que color ni de que forma, una información que no poseía.
De pronto, de aquella pluma de Fénix Legendario, brotaron unas inmensas llamas que hicieron arder, primero la tinta, luego el papel y mas tarde la mesa.
Una vez reducida la mesa a cenizas, el fuego ya se paseaba por todo mi cuerpo... y eso es lo último que recuerdo.




Tinta de Perro, con su mujer e hijos en la que puede ser la Playa de Salamanca

Como podéis observar, de nuevo, una importante pista acerca del paradero de la Playa se esfumó, junto a la pluma, aquel despacho en una cueva en medio de un desierto y junto a mi que conseguí sobrevivir.

Ahora conocéis el por qué de mi nombre.

Atentamente:
El Hombre Vida
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