Éste no es el título y lo que hay abajo no es una entrada

Estimados buscadores de la playa, hasta donde os conté la última vez, continuaba deambulando por el mundo, siguiendo unas vagas indicaciones facilitadas por una pieza de puzle; más que suficiente.
Anduve y anduve sin parar y no tardé en sentirme deshidratado por el sofocante calor que está haciendo últimamente. Tanto que incluso pensé en volver a mi refugio y coger el aparato de aire acondicionado, pero no tenía más sitio en el petate y es que mi calavera se ha hecho un hueco en él y está todo el día de fiesta. Por si fuera poco con el calor, ahora tampoco por las noches puedo descansar porque ponen la música a toda voz. Un día de éstos vamos a tener unas palabritas...
Aparte de esto, la cosa no va tan mal, he conocido a un persona muy interesante; se trata del doctor Agapene Ramírez, explorador y antiguo miembro de los Flying Hearts, quien me contó algo fascinante. En uno de sus múltiples viajes, realizó el camino a pie desde Santurce a Bilbao con el objetivo de visitar todas las playas del mundo. Por supuesto, como seguro que habréis supuesto en este supuesto, me refiero a Santurce, Puerto Rico.
A lo largo de su peregrinaje descubrió algo fuera de lo normal. Me contó sin decir una palabra que descubrió una playa que no se encontraba en la costa, sin embargo lindaba con el mar, un lugar con un aura extraña que no pudo ni quiso definir debido a la alta concentración de opiáceos en su cuerpo. Sus inexistentes palabras me recordaron a las de aquel joven sin techo al que casi maté del puñetazo en el bazo.
Cuando decidió adentrarse en aquel paraíso, una inexplicable fuerza lo tumbó al suelo y le robó los pantalones, dejando sus ridículos calzoncillos de Jem and the Holograms a la vista de todo el mundo. Aún medio inconsciente, mientras la guardia civil lo arrastraba a comisaría por escándalo público y conducta ochentera apenas si podía recordar los acordes de una bandurria…
Tras terminar de no contarme esto, le hablé largo y tendido de la Playa de Salamanca, de la desaparición del Hombre de Salamanca, de los inefables ñops y del final de Perdidos. Ahora, ha decidido ir hacia atrás sobre sus pasos para hallar aquel siniestro lugar y una lentilla que se le perdió por el camino y que espera encontrar.
Por el momento, he acordado ir con él pues es posible que con mis vastos conocimientos sobre la pasteurización del pollo con habas, consigamos dar con ese lugar para comprobar si realmente es cierto o no que se trata de la Playa de Salamanca.
PD: Como todo tiene un límite, mi presupuesto no ha dado para más alegrías y he tenido que buscarme un trabajillo de director de banco para ir tirando. Deseadme suerte, aguerridos viajeros. Dios os proteja en su infinita verdiosidad.

Atentamente:
El Hombre Sin Nombre.
Un botellazo:
  1. Hombre Vida Says:

    Ese misterioso hombre... ojalá descubramos algo mas sobre el. ¿Escuchó los acordes de la Sagrada bandurria?