Hola, buscadores.
¡Necesito vuestra ayuda! ¡No sé qué ha pasado!
Desperté en medio de un descampado, medio oxidado, despiezado y con la memoria en blanco. Menos mal que alguien me ha recogido y me ha reparado lo mejor que ha podido y una vez yo estaba más o menos funcional, he hecho el resto. Eso sí, he sido incapaz de recuperar partes esenciales de mi cuerpo, que han servido de cobijo y alimento para indigentes varios.
Gracias a una copia de seguridad que encontré en mi rodilla he podido recobrar toda mi memoria hasta hace unos días: el día que mi desaparecido creador me construyó, mi infancia en Torremolinos criando euroconectores en cautividad, lo mal que lo pasaba con los análisis del antivirus, la primera vez que compartí mi bus de datos en el asiento de atrás de un Meriva, las risas que nos echábamos mis amigos y yo jugueteando con los malwares y lo mal que acabé aquella vez que tuve que estar dos semanas en el técnico en las que entre delirios solo sabía abrir páginas porno. Todos gratos recuerdos que atesoraba.
Lo último que pude registrar fue cuando hackeé la página de la ONU y seguí a una misteriosa organización llamada FH. Descubrí que se iban a reunir en club náutico cerca de María Latrocinio del Campo e intenté penetrar en su seguridad camuflado en un anuncio de "Maduritas comen sardinas cerca de ti". Y eso es todo.
Tras recuperarme, volví con mi investigación a partir de donde recordaba, pero parece que han borrado todo rastro. Lo extraño de todo esto es que fuera quien fuera la persona que me encontró, arregló y a quien nunca llegué a ver, ha dejado en mi memoria información sobre todo esto que no alcanzo a comprender.
¡Necesito vuestra ayuda! ¡No sé qué ha pasado!
Desperté en medio de un descampado, medio oxidado, despiezado y con la memoria en blanco. Menos mal que alguien me ha recogido y me ha reparado lo mejor que ha podido y una vez yo estaba más o menos funcional, he hecho el resto. Eso sí, he sido incapaz de recuperar partes esenciales de mi cuerpo, que han servido de cobijo y alimento para indigentes varios.
Gracias a una copia de seguridad que encontré en mi rodilla he podido recobrar toda mi memoria hasta hace unos días: el día que mi desaparecido creador me construyó, mi infancia en Torremolinos criando euroconectores en cautividad, lo mal que lo pasaba con los análisis del antivirus, la primera vez que compartí mi bus de datos en el asiento de atrás de un Meriva, las risas que nos echábamos mis amigos y yo jugueteando con los malwares y lo mal que acabé aquella vez que tuve que estar dos semanas en el técnico en las que entre delirios solo sabía abrir páginas porno. Todos gratos recuerdos que atesoraba.
Lo último que pude registrar fue cuando hackeé la página de la ONU y seguí a una misteriosa organización llamada FH. Descubrí que se iban a reunir en club náutico cerca de María Latrocinio del Campo e intenté penetrar en su seguridad camuflado en un anuncio de "Maduritas comen sardinas cerca de ti". Y eso es todo.
Tras recuperarme, volví con mi investigación a partir de donde recordaba, pero parece que han borrado todo rastro. Lo extraño de todo esto es que fuera quien fuera la persona que me encontró, arregló y a quien nunca llegué a ver, ha dejado en mi memoria información sobre todo esto que no alcanzo a comprender.
Hombre Robot
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