La misteriosa desaparición del Hombre sin Toalla

Saludos buscadores:

Os sorprenderá en gran medida que esta vez sea yo, el Hombre Dinosaurio, el que escriba desde la cuenta del Hombre sin toalla. Pero es que nuestro querido y común amigo, ha desaparecido en misteriosas circunstancias. Pero no adelantemos acontecimientos.
En ese momento me encontraba en el condado de New Hamptonshire, presenciando célebres peleas de cerdos. Cuando de repente recibí el mensaje de mi mayorgnomo diciéndome que una extraña mujer que decía ser paleóloga había llegado a mi mansión y me instaba urgentemente a que me presenciara ante su presencia.
Dolido por perderme la típica barbacoa que seguía a las encarnizadas luchas en las que se degustaba a los perdedores de las contiendas, monté en mi jaguar y me dirigí a mi mansión. Cuando llegué, David, mi mayorgnomo, me dijo que había ofrecido a la paleóloga que me esperara en la piscina climatizada. Aquello me pareció una muestra de hospitalidad excesiva por parte de mi sirviente. Pero cuando entré en la piscina y vi la paleóloga tomando el sol medio desnuda, sencillamente cambié de opinión, y me planteé seriamente subirle el sueldo a David. La paleóloga se acercó a mí y me dijo:


—Hombre Dinosaurio, soy una agente Paloelogoa, ¿ha oído hablar de nosotros?
—Por supuesto —contesté— la Protectora de Artefactos, Libros y Objetos, Encontrados en Lugares Opuestos a la Gnosis Oficialmente Aceptada. Generalmente suelo ayudar a damiselas en apuros, pero dudo no haya situación que una Paleóloga entrenada considere apuro... Así pues, ¿en qué puedo ayudarla?
—Ja, ja. Así que este es el legendario encanto del Hombre Dinosaurio... Bueno, mejor dejamos las zalamerías para después. Hombre Dinosaurio: lo que voy a enseñarle ahora es algo confidencial.
Y acto seguido se quitó la parte de arriba del biquini.
—...Creía que las zalamerías las íbamos a dejar para después, —dije sonriendo— pero no se preocupe, no es la primera vez que me ocupo de este tipo de asuntos... de alto secreto.
La paleóloga sonrió con complicidad, y me mostró que el biquini tenía un relleno falso que se podía extraer en el que había una tarjeta de memoria microSD, perfectamente escondida.
—Ingenioso —respondí— Pero a todas luces no necesita relleno.
—He dicho que las galanterías para después. Primero el trabajo.
Asentí, y llamé a David por el móvil para que preparara el ordenador para poder ver la tarjeta. Perplejo, me preguntó que para qué quería que lo preparara si las vacas habían sido ordeñadas esa misma mañana. Comprended al pobre David, es muy viejo y entre tanto aparato de última tecnología es normal que se haga un lío. Al final nos pusimos a ver el ordenador que tengo conectado con la pantalla plana de noventa pulgadas.
—Esta tarjeta de memoria, fue encontrada en unas excavaciones arqueológicas en la Isla de Pascual. ¿Le suena?
—Sí, poseo acciones de industrias lácteas.
La tarjeta fue leída por el ordenador, y en mi gran pantalla empezó a dibujarse la figura familiar del Hombre sin Toalla, que estaba sentado en una de las butacas de un avión privado, con los restos de lo que parecía un sándwich de carne de tuatara, con unos auriculares mirando un ordenador portátil mientras decía las siguientes frases:
—Ich suis il Home Without Toalha... Guten sera... Ansuerd so mnou... Kogda geggessen haben Galego queixo per l'lultima volta?
—Ah —dije sorprendido—. Así que al final me ha hecho caso y está aprendiendo esperpanto.
La paleóloga me indicó que continuara viendo la grabación. En un momento dado se oye una señal del interfono del avión, y se oyó la voz de una piloto femenina.
—Atención, señor. Tengo la triste noticia de que este maravilloso vuelo en su compañía terminará en media hora. Espero que para usted este vuelo haya sido tan grato e inolvidable como para mí, mis compañeras en cabina y las azafatas.
El Hombre sin Toalla sonrió complacido pero de repente una luz azul lo envolvió haciendo que se desvaneciera en el aire. En ese momento la grabación se termina.
—Ese es el avión que transportaba al Hombre sin Toalla desde la India hasta Australia. Al llegar la piloto la tripulación y las azafatas, dijeron que aproximadamente sobre la misma hora que desapareció el Hombre sin Toalla vieron un Osni que acababa de salir de la superficie del océano y se posicionaba cerca del ala derecha del avión. Y empezaron a perseguirlo porque pensaron que había secuestrado al Hombre sin Toalla. Además el comportamiento del ovni era muy anormal, daba tumbos y bandazos, y por radio interceptaron una señal de dentro que paso a reproducirle.
Entonces la paleóloga arrancó un archivo de sonido y entre golpes y gritos extraños se distinguía la voz del Hombre sin Toalla entre interferencias de estática y otras extrañas voces:
"¡¡TÚUU!! ¡Miserable bellaco! —interferencia— ¡Te voy a meter este chirimbolo que no sé lo que es por lo que parece que es tu...! —interferencias golpes y gritos—. ¡¡Aaaah!! ¿que aquí tienes el cerebro? ¡¡Pues mejor todavía!! —más golpes y gritos inhumanos—. ¡¡Tú ven aquí, que eres el único que no ha cobrado!! —más golpes y gritos—. ¡¡¡¿Y esto qué puñetas es?!!!". Entonces se alzan un gran coro de gritos de terror y desperación y la grabación terminó súbitamente.
—La piloto —continuó la paleóloga— dijo que el Osni en ese momento, sencillamente desapareció. Hombre Dinosaurio, este asunto es muy serio. El Hombre sin Toalla en su aventura en el Templo de los mil monos estuvo a un pelo de conseguir llegar a la Playa de Salamanca, así como algunos valientes que después de encontrar puertas hacia estas costas, desaparecían misteriosamente. De ser así los demás buscadores de la playa corren un gran peligro. De hecho, ya han desaparecido algunos... y este documento que hemos encontrado es una valiosa pista para encontrar al Hombre sin Toalla, la toalla del Hombre sin Toalla, los buscadores desaparecidos y puede incluso que la Playa de Salamanca. Pero estamos en un callejón sin salida. Usted como primer avatar del Hombre sin Toalla quizá sepa por dónde podríamos empezar a buscar...
Reflexioné durante unos instantes...
—Bueno... veamos... Seguro que tú lo puedes deducir. Si quisiera información sobre un ovni que sobre vuela el océano en vez de lugares apartados de la mano de Dios, donde solo hay palurdos analfabetos armados con cámaras de fotos y adoradores de Iker Jiménez... el lugar sería...
—¿El triángulo de las Bermudas?
—¿Y si fuera un Osni? (objeto submarino no identificado)
—Claro... el Triángulo de los Biquinis.
Asentí con la cabeza...

Os mantendré informados buscadores.
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