Una separación, una misiva del pasado y una aplicación del iPod para pelar naranjas

Os saludo, buscadores de la playa, desde el hospital de Santa Proterva donde aún sigo esperando la recuperación de mi amigo, el doctor Ramírez. Está fuera de peligro y estoy aprovechado para descansar durante algunos días en este pueblo porque mis huesos están cansados de dormir todos estos días al raso, sobre todo mi calavera, que últimamente está insoportable y no para de discutir acaloradamente con mi fémur (aunque él también se las busca).
He conocido a cierta gente interesante, pero dado que mi sedentaria vida anterior me mantuvo alejado de la búsqueda de la playa y que lo mío me costó desprenderme de ella, no quiero intimar más de lo necesario: cojo algunas barras de pan y otros víveres sin que me vea el panadero no vaya a ser que se quiera poner a hablar conmigo, me desplazo dando saltos por los tejados embutido en mi discreto disfraz de Bob Esponja y he domesticado a un puma para que interactúe con la gente por mí cuando lo necesite, desencadenando terribles consecuencias, principalmente en el hospital.

Pero aun con todo, no he podido evitar conocer a una persona, la enfermera de mi compañero el doctor, Pura Perversión. Cada día que pasa, me siento más atraído por ella; tiene todo lo que se puede pedir en una mujer, exceptuando sus grandes y generosos pechos, su delicada melena o su excepcional belleza.
Por lo tanto, he decidido que voy a partir ya que si permanezco aquí más tiempo, quizá mi establecimiento sea definitivo y no puedo permitir tal cosa, no al menos antes de encontrar al fin la playa. He hecho nuevamente el petate y tomado algunas cosas del doctor que me podrían ser útiles. Mañana, se haya recuperado o no, me iré de aquí…

PD: En la maleta del doctor, entre un montón de pañuelos de papel usados, cucarachas disecadas y trozos de lo que parecía ser un cerebro de simio a medio descomponer, encontré un sobre que contenía una carta de aspecto antiguo. Procedo a compartirla con vosotros:
Hola querido, ¿qué tal estás por Llanfairpwllgwyngyllgogerychwyrndrobwllllantysiliogogogoch?
Llevas tanto tiempo fuera que apenas recuerdo tu rostro y tus pequeños y atravesados ojos. Tu estudio está tal y como lo dejaste al marchar. Quizá todos esos papeles e informes sobre esa playa que buscas habrán quedado obsoletos con todo lo que seguramente has ido descubriendo durante tu viaje, pero no quería tocar nada ya que con sólo entrar y aspirar ese fuerte aroma a amoniaco que tantos recuerdos tuyos me evoca, caigo fulminada al suelo presa de la melancolía.
Me siento apesadumbrada y sobrecargada por todo esto. Ni siquiera el robusto y vigoroso señor que viene a hacerme compañía cuando nuestro querido hijo Ricardito está dormido, jugando, en el colegio, haciendo recados, viendo la tele o amordazado en el coche, es capaz de mitigar la sofocante huella que has dejado entre las paredes de esta casa.
Me resulta tan duro ver como nuestro hijo crece y tú te lo estás perdiendo. Ya no sé qué decirle porque no para de preguntarme por su padre: que si dónde está mi papá de gafas, que si dónde está mi papá con el pelo largo, que si dónde está mi papá negro... Ojalá volvieras pronto y pudieras ver lo mayor que está. Te adjunto un dibujo que te ha hecho:

Ricardo, 43 años.

Te queremos mucho, mi amor. Regresa pronto.
PD: La caldera continúa estropeada desde que te fuiste y seguimos sin agua caliente. Confío en que la repares cuando vuelvas a casa.
Os seguiré contando en mi próxima conexión. Buena suerte, viajeros.

Atentamente:
El Hombre Sin Nombre.
2 botellazos:
  1. Hombre Vida Says:
    Este comentario ha sido eliminado por el autor.

  2. Hombre Vida Says:

    ¡Caramba! Se nota que su familia le extraña. Su hijo Ricardito tiene un potencial artístico casi divino. Espero que pueda reencontrarse con ellos si sale con vida del hospital.

    El comentario anterior ha sido eliminado debido a contener escenas violentas catalogadas por PEGI como +3.