El templo de los mil monos. Primera parte.

En el capitulo anterior, El hombre sin toalla mientras degustaba un sándwich de carne de tuatara, fue abducido sin previo aviso por un OSNI (objeto submarino no identificado) tripulado por flamencos cantaores de fandango, que pretendían expoliar todas las reservas de remolachas del planeta, dado que esta era el principio activo de una droga de diseño muy valorada en el suyo. Sin embargo dejaron que se terminara el sándwich antes de hacerle una exploración rectal por el ombligo a ritmo de jazz y…¿Cómo? ¿Este no es el capitulo de hoy? Espera… esto… que cantidad de papeles… Yo no estoy acostumbrado a leer tanto… a ver que me ponga las gafas de leer por que si no… Claro como no están numerados… ¿Que si están numerados? ¿Y donde están los números?... No, hay no pone siete hay pone “vii”… ¿números romanos? Claro que si, ¿Y los números napolitanos como son, con magdalenas?... A ver que los mire uno por uno… “El triangulo de los Bikinis”… “Desayuno con dos amantes”…“Las eróticas aventuras de El Hombre sin toalla, en la isla de los melones”, “El ataque de los hombres cangrejo, con erótico resultado”…”La masacre antropófaga en el salón del manga de Jerez, también con erótico resultado”…Aquí está “El templo de los mil monos”… ¿Qué estoy despedido?... ¿Como que incompetente?… Vamos hombre a mi que he estudiado en la universidad de…. eeeh… este… ¡No! No estoy mirando mi currículo, esto es… la lista de la compra… ¡Cuenca! en la universidad Cuenca, licenciado en ingeniería naval… ¿Por que abre esa ventana?... ¡No! No oiga no me coja de la camisa, ah, Dios no se le ocurrirá, no, no, ¡NOOOOOOOOO…!

¡Por Dios! que porquería de narrador había contratado. Me temo que esta nueva aventura tendrá que ser de nuevo en primera persona. Saludos buscadores, ahora si. En el último informe explique que fui convocado por la princesa Laksmy Abramaputra del palacio de Grangbanglaput, a superar los desafíos del templo de los mil monos.
Cuando estaba en la estación de Calcuta esperando el expreso hacia Katmandú, me encontré con un muchacho que no paraba de mirarme indeciso y emocionado. Estaba gordo hasta niveles infrahumanos, con los labios hinchados, gafas de culo de vaso y una camiseta del Fari. Hasta que se decidió venir ha hablar con migo.
-¡Penachos de panochas! Eres El Hombre sin toalla, eres mi ídolo, soy tu mayor admirador. Tu fan número uno.- Y acto seguido sacó un pequeño carné del club de fan del hombre sin toalla.
Fruncí el ceño con desconfianza y contesté.
-Serás el único que queda con vida. ¿No murieron todos hace un par de años en un suicidio colectivo?
-Bueno… eso, veras, en solidaridad contigo ellos renunciaron a sus toallas, y bueno, en esa ocasión intentaron imitar una de tus aventuras en las que te bañabas desnudo en unas aguas termales en una montaña… lo que ocurría es que en nuestro pueblo no había aguas termales, si no pozas heladas… y al salir del agua se quedaron todos pajaritos… Se contó lo del suicido colectivo a la prensa para evitar que las familias cayeran en la vergüenza, el ridículo y el escarnio público.
-Pero tú sobreviviste.
-Si, yo no renuncié a mi toalla por ti. Siempre me sentí identificado contigo porque a mi también me robaron algo… Mis chanclas, y ahora me tengo que duchar con dos bolsas de plástico del Mercadona en los piés. Me llaman; el Chico sin Chanclas. Y las busco desesperadamente gracias a una pista que dejaron sus ladrones, una tarjeta de visita de un club llamado Salamanca Beach.
-Muy interesante.- No me agradaba la compañía de este muchacho, así que me disponía a coger mi tren de alta velocidad.- Te deseo suerte en tu búsqueda Chico sin Chanclas.
-Aunque yo… siempre estuve seguro de quién pudo haberte robado la toalla.- Dijo ensimismado.
Pensé que quizás podría obtener un poco de información, de aquel feto malayo.
-¿Si? ¿Quién?
-OOOOOH… El hombre sin Toalla necesita mi ayuda… cuanto Honor… pero no te diré lo que sé menos que me permitas ser tu ayudante.
“AAAAAAGGGHHH” Pensé.
-Esta bien.- Hice de tripas corazón.
-¡Chocolate Chocolatástico! Que bien voy a ser tu ayudante, Hombre sin Toalla.
-¡Que coño sabes!
- Ah… si, siempre tuve la certidumbre de que quien te robó la toalla fue… El ladrón.
No sabía a ciencia cierta si el chico sin chanclas era tonto del culo o era más listo que yo. La cuestión es que El Hombre sin Toalla, lo que promete lo cumple, Y nos montamos en el Expreso de Katmandú que nos llevaría hasta las selvas del norte de la India que lindan con la cordillera del Himalaya. Donde supuestamente estaría el templo de los mil monos.
Dejo una foto del tren.

No estaba tan mal. Lo malo fue que al chico sin chanclas se le ocurrió comerse una lata de fabada de las que tenía en su mochila. Lo que pasó un ratito después hizo que el aire fuera irrespirable dentro de los vagones. Y nos tuvimos que salir para no tener una espantosa muerte por gases venenosos.
El caso es que a los tres días (que se me hicieron infernalmente largos, por culpa de la compañía del Chico sin Chanclas, que no me dejaba tranquilo ni para cagar) llegamos hasta las selvas y encontramos el templo de los mil monos, gracias a las notas de Sir Ulther Ronald Mandrake Archibald Nikson O´Braian, que dejó escrito en un viejo mapa:
“Bueno… quizá me decepcionara un poco. Me gustó más el templo del dios Mono, por que había muchos mas monos y eran mas bonitos.”
- S.U.R.M.A.N.O´Braian-
Cuando llegamos al templo de los mil monos, nos encontramos con un abuelo que imaginamos que sería el sacerdote Braman del Templo.
-Revanchas rechonchas, Hombre sin Toalla, ¿Qué es lo que esta haciendo ese anciano?
Naturalmente no me digné a contestarle, puesto que todo el mundo que sabe que un anciano desnudo, barbudo, y desnutrido, que pone las corvas de sus rodillas en los hombros, las piernas totalmente estiradas, y los brazos cruzados en la entrepierna, y que se sostiene solo con la punta de los dedos meñiques, en medio de la selva, obviamente es un maestro de yoga en la posición de camello embalsamado.
-Nobles extranjeros. ¿A que habéis venido a este paraíso Antropológico?
-Soy el Hombre sin Toalla, y este que se supone que está aquí para ayudarme y no para tocarme las narices, es mi rémora: El Chico sin Chanclas. He sido convocado por la princesa Laksmy Abramaputra de Grangbanglaput a pasar las pruebas del Templo de los mil Monos. Pero antes una pregunta. ¿Realmente la princesa tiene mi toalla? ¿Y como estás seguro de que es la auténtica?
-La princesa no solo posee tu toalla, noble extranjero, si no que además…- me dijo parsimoniosamente y mirándome fijamente a los ojos-… la tiene en su poder.
¡¡¡¡Era la prueba definitiva, era mi toalla, después de tanto tiempo la había encontrado!!!!
-Entonces la Playa de Salamanca no debe andar lejos.
-Este templo es solo una de las muchas puertas que conducen a las sagradas costas castellanas. Pero para abrirla necesitaras como llave tu preciada toalla. ¿Estás listo para las pruebas?
-Por supuesto.
-Yo no, Hombre sin Toalla, tengo ganas de hacer pipi.- Me dijo el Chico sin Chanclas.
-No te lo ha preguntado a ti, imbecil.
-¡Penosas penurias! Es verdad.
-Espera- Dijo el viejo Braman- Hay unas normas, deberás hacerlo a pecho descubierto.
-De acuerdo.- Me quité el chaleco de keblar antibalas, la camisa, y la camiseta promocional de la película Rambo III, y dejé mi torso desnudo.
-Deberás dejar aquí tus armas.
Con cierto pesar, dejé mi Mp5k, mi machete y mi navaja suiza.
-Y por ultimo.- Yo ya estaba dispuesto a lo que fuera.- Deberás ser acompañado por el Chico sin Chanclas.
-¡Noooooooooooooooooooo!
-E ira, también a pecho descubierto.
-¡¡NOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOO!!

Continuara...
4 botellazos:
  1. Bueno buscadores. No se como demonios me ha salido una presentación tan poco presentable dejando esos espacios tan enormes cuando había un punto y aparte. Si sabéis como se soluciona avisadme.


  2. Hombre Vida Says:

    Servicio Técnico: Posiblemente sea porque has hecho copy-paste del Word.
    Hombre Vida: Tu aventura hacia el Templo de los Mil Monos se pone interesante. ¿El misterioso Chico sin Chanclas masca Chicles?


  3. Servicio Técnico 2: La próxima vez, cambia la pestaña del editor a "Edición de HTML" y pégalo ahí. No te dará problemas porque el texto perderá el formato, lo cual a la vez es una pega, pues tendrás que regresar al formato enriquecido dándole a la pestaña "Redactar" y volver a ponerle los colores, párrafos, subrayados, negritas y cursivas deseados.
    Hombre Sin Nombre: Fabulosa historia. Espero noticias tuyas desde ese fascinante lugar (aunque yo también prefiero el Templo del Dios Mono. Sobre todo por la piscina olímpica). Sigue adelante y lucha con denuedo, ¡ya estás muy cerca!
    Cuida al pequeño Chico sin Chanclas, se ve que lo quieres mucho.


  4. Señores esto se me chotea con los colores. Hace el html lo que le da la gana y se porta mal con migo.