Hola a todos.
Permitid que me presente
aunque no pueda deciros mi nombre, ya que no lo recuerdo. Llamadme,
el Hombre Misterioso.
Mi historia comienza...
bueno no se si comienza o continua, ya que mis recuerdos solo llegan
a cuando me desperté con la ropa hecha jirones, empapado, y oliendo
a pescado, en una playa solitaria de arenas finas. La cabeza me dolía
espantosamente y noté que tenía un gran chichón en la frente.
No era capaz de recordar
absolutamente nada. Ni quién era, ni de donde venía, ni como había
llegado a aquella penosa situación, ni qué había cenado aquella
noche, ya que fuera lo que fuera se me estaba repitiendo y hacía que
el aliento me oliera a ajo.
A mi lado había un bote
salvavidas de lo que parecía que era un crucero de lujo, pero cuando
miré dentro encontré los cadáveres de cuatro inmigrantes ilegales
subsaharianos de los que suelen ir en pateras. Busqué en la pequeña
bodega del bote donde se encontraba el equipo de supervivencia
exageradamente completo. Debía ser un crucero de alta gama, ya que
las provisiones además de las clásicas galletas de arroz y agua
mineral, también consistía en latas de caviar, melva en escabeche,
un par de botellas de champan, una caja de trufas, una botella de
güisqui de doce años, un jamón serrano, fuagrás y biscotes
integrales. Había una mochila que estaba en buen estado y tomé
cuantas provisiones pude cargar, así como una guía de
supervivencia.
Empecé a examinar la
guía que comenzaba así:
“Si ha sufrido usted un
accidente y ha quedado atrapado en una terrible situación de
supervivencia, está de enhorabuena por tener entre sus manos la guía
de supervivencia del Doctor Happy. Si está usted ojeando este libro
por curiosidad siga leyendo. Si por el contrario ya se encuentra en
una espantosa situación entre la vida y la muerte visite la página
12 en la que encontrará los consejos necesarios para salir
felizmente ileso”.
Fui a la pagina doce.
“Lo primero que debe
usted hacer ante una situación así, es comprobar que está usted
ileso. Si no es así vaya a la pagina correspondiente según las
siguientes opciones:
a) Heridas superficiales:
como tratarlas fácilmente.
b) Heridas graves y
hemorragias: la apasionante manera de luchar contra el
desangramiento.
c) Vomito de sangre o
expulsión de por las vías respiratorias: El increíble desafío de
las hemorragias internas.d) Mal olor y coloración cerúlea de las heridas: el maravilloso mundo de las amputaciones”.
Simplemente dejé de
leer. Me puso de los nervios el optimismo absurdo de tal doctor
Happy...
Decidí tomar la mochila
los víveres y el equipo de supervivencia y explorar el sitio donde
me encontraba. Enfrente de la playa se encontraba una densa jungla, y
pese a su aspecto amenazador decidí adentrarme, ya que el sol
empezaba a ser sofocante y me apetecía estar a la sombra.
Curiosamente la densa jungla tenía dos metros de espesor ya que
justo enfrente se extendía una pradera enorme que a lo lejos llegaba
a otro cinturón de selva más espesa. Por lo que aproximadamente
durante dos agotadoras horas me estuvo dando el sol inmisericorde en
toda la cabeza.
Al borde de la insolación
conseguí llegar al cinturón de selva verde que estaba al otro lado.
Mi intención era subir a lo alto de la montaña para intentar
orientarme y averiguar un poco más donde estaba. La selva de nuevo
parecía aún más tenebrosa que la anterior pero con paso decidido
me adentré y con paso firme me caí a las aguas de un río cuya
corriente me arrastraba irremisiblemente al tiempo que veía como
unos caimanes se lanzaban al agua en pos mío. Nadé por mi vida
tratando de alcanzar una de las orillas, pero cuando llegué uno de
los terribles cocodrilos me cortó el paso. Cerré los ojos
convencido de mi terrible final cuando de repente el agua empezó a
burbujear y a tornarse roja. El cocodrilo me había salvado la vida,
ya que me estaba dirigiendo a un cardumen de pirañas. La corriente
se hizo más intensa y me dejé arrastrar, hasta que caí por una
cascada a una gruta.
Allí había un enorme
remanso y pude nadar hasta la orilla donde me dejé caer y descansé
por unos minutos. Al rato, encendí una linterna que había en la
mochila de supervivencia y exploré la oscuridad de la caverna. Había
un mural en una de las paredes, por lo que deduje que el lugar a
donde había llegado estaba o estuvo habitado alguna vez. El mural
representaba un mapa primitivo pero fácil de reconocer, le saqué
una foto con la cámara digital del equipo de supervivencia, aquél
mapa quizá fuera el del sitio donde me encontraba, de hecho me
pareció que tenía algunas partes escritas y todo en español. En
una de las partes de la isla ponía claramente Playa de Salamanca.
“¿Playa de Salamanca?
¿Donde demonios estoy” Pensé. Y entonces escuché una voz
cavernosa dentro de la gruta.
-Si, Playa de Salamanca.
Me di la vuelta pero allí
no había nada. Solo rocas.
-¿Quien me habla?
-pregunté.
-Soy yo. -contestó la
voz y apunté con la linterna hacia donde me veía y solamente había
una roca enorme aunque cuando me fijé resultó ser una estatua
gigante, de las que hay en la Isla de Pascua.
-¿Un moai? -pregunté.
-Si, soy un moai, ¿pasa
algo?. -La estatua se alzó cerca de tres metros de alto y se acercó
a mi.
-No... yo nunca he
sido... piedrofóbico -dije un poco turbado-. Mira me he perdido y
tengo una amnesia de mil pares de demonios... no se ni como he
llegado aquí ni...
“Santo cielo”. Pensé.
“Me he vuelto loco del todo, ahora me vacilan las piedras”.
-¿Como es posible? ¿Como
demonios puedes hablar?
-Yo no hablo, no tengo
cuerdas bucales, idiota. Escuchas lo que te digo porque te estoy
leyendo la mente, imbécil. Escúchame, tonto del culo. Se quien
eres, como has llegado hasta aquí, y puedo ayudarte a recuperar la
memoria.
-¿Ah sí?
-Si, pero no va a ser
fácil. ¿Ves ese mural de ahí?
-Si.
-Si quieres recuperar tu
memoria tendrás que ir a la Playa de Salamanca. Y tendré que ir
contigo como tu puñetero guía.
-Eee... gracias. ¿por
qué me ayudas y eres tan borde al mismo tiempo?
-Eso es asunto mío,
estúpido. Pero digamos que un poder superior te ha dado una segunda
oportunidad trayendote aquí. Y de paso me la ha dado a mi también,
como una especie de penitencia. Por eso voy a tener que llevar a la
Playa de Salamanca a un tonto del mondongo como tu. En marcha, no
perdamos mas tiempo.
Y el enorme moai me dio
la espalda y se encaminó dentro de la gruta. Agarré mi equipaje y
seguí a mi extraño guía hacia lo desconocido. Así comienza mi
aventura en pos de la Playa de Salamanca. Os mantendré informado,
buscadores.
Mi extraño y grosero guía.
Bienvenido, Hombre Misterioso.
Tú y yo nos parecemos. Los dos ansiamos saber de nosotros mismos.
Haré lo que pueda por ayudarte en tu camino y te invito a ti a hacer lo mismo ayudándome a encontrar a mi creador.
Suerte, amigo.
Hombre Misterioso, es usted todo un misterio y mire que no se corta un pelo a la hora de escribir. Es lo que entiendes por lectura ligera? En fin, perdona mis modales, pero esto de no tener filtro es lo que tiene. Algo parecido a un saludo.